Cuando la ignorancia reina en el pensamiento de los hombres y mujeres se multiplican las barreras en el espíritu y se acepta ciegamente la sumisión. Estas víctimas se ven empujadas a obedecer y a esperar que una ley cambie lo que les incomoda sin plantearse retos, metas o desafíos. Nace un fantasma ciego, endeble y moldeable por aquellos que ansían el Poder: Perros rabiosos que en sus entrañas sólo encuentran pesadumbre, quebranto, desdicha; y aspiran a que todos los demás matemos la sed de transformación autentica con el mismo veneno que antaño les hizo agonizar.
Estos sujetos niegan el ingenio y la moral por lo que son condenados para la eternidad a planear por la miserable realidad obstruida del Cosmos que ellos mismos construyen sin darse cuenta. Aceptan la derrota ondeando la bandera del fracaso transformados en objetos deteriorados e inútiles en una comunidad inservible.
Una ley no es considerada una solución para el mal ni una reflexión a la que admirar con devoción sino un insulto directo a cada individuo que habita en el Universo. El cambio y la mutación personal e individual son la llave que encierra bajo un candado oxidado todos esos espantajos cobardes, insolentes y pervertidos por la educación externa desde su creación y hábiles en destruir el espíritu de rebeldía para desarrollar una fidelidad ridícula a la autoridad desde el mismo momento de su nacimiento. Leyes que regulan todos los acontecimientos de la vida cortando de raíz la pasión de pensar por uno mismo y de creer que se puede existir de otro modo.
La libertad nunca durará más de un segundo cuando aceptemos sin más el respeto a la ley y la obediencia a la autoridad. Una atmósfera moral y una educación exigida con severos retales sabiamente elegidos de sometimiento implantados a la fuerza (de forma directa e indirecta) solamente demuestra ansias de poder y alienación, instaurando ideales de falsa ciencia.
Nos ponemos al servicio constantemente de formas de expresión artificiales que nublan nuestra inteligencia y que nos convierten en una raza temerosa ante un modelo de existencia arcaico y caduco. Olvidamos que, con el ceño fruncido y ansias de atrevimiento corriendo por nuestras venas (mano a mano con la voluntad de buenaventura), somos seres dispuestos a derribar a todo aquel que quiera atacar la libertad que una vez fue nuestra.
Ordo Tenenbris Argentum no es una masa confusa y no pretende apropiarse de tu voluntad ni enumerar una lista absurda de lo que tienes que hacer. Ya existen instituciones que con ilusión ansían tu obediencia absoluta y dedicación sin planteamiento alguno. Nunca seremos una de ellas ni formaremos parte de su circo. Únicamente animamos a la búsqueda interior, convocamos la esperanza y el deseo por desarrollo individual, el quebrantamiento de lo establecido y expresarse libremente sin dogma, reglas ni pautas, promesas o modelos jerárquicos. No hallarás en ti respuestas fáciles y nosotros no iluminaremos tu camino. No somos la antorcha. Somos un mapa en el laberinto. Un lugar donde la voluntad y el espíritu habitan triunfantes.
La Anarquía Antropológica de Oscura Plata y la O∴T∴A se nos presenta como un mecanismo de resistencia o de defensa activa en contra de lo que domina el enemigo. Nos oponemos a cualquier discurso cerrado, atrasado y manipulador al servicio de la supuesta educación policial y de cualquier engranaje que forme parte de la maquinaria del Estado. Además, destruye sin piedad una aparente logicidad lingüística que nos mantiene en una situación de subordinación total y nos permite descondicionar nuestra comprensión actual para reestructurar la realidad.
Las palabras son agentes vivos, virus, organismos parasitoides que invaden, alteran nuestra percepción de la realidad y nos encadenan a un presente condicionante. Dominan por completo la vida humana, manipulan con sus imperfecciones y limitaciones nuestra forma de pensar y nuestra conducta convirtiendo la palabra y el lenguaje establecido en aliados del Poder.
Dislocar el orden del lenguaje y eliminar una verbalizacion implantada supondrá acabar con la influencia de esa realidad que se nos ha impuesto y que viene reproduciéndose desde el origen mismo de la humanidad.
